
Tu muerte aún me es difícil de asimilar, pues no imaginé tan pronto mi vida sin ti, te fuiste tan abruptamente.
Aún me es tan duro ver que el mundo continúa sin ti. Que yo debo de continuar aún sin ti.
Lo se, tengo que seguir, pero a veces no se como. El dolor me quiebra.
Al recordarte me digo a mi misma ¿Quién me mirará en la forma que tú lo hacías? Mi querida hermana gemela, mi compañera de vida.
¡Cuantas cosas compartimos durante tantos años!....
Juntas vivimos las cosas buenas y malas de la vida. Contigo lloré de alegría, de pena.
El amor no supo de distancias ni de enojos, eras mi amiga, con la cual compartí todo lo que pude darte.
Tu, tan llena de amor, de optimismo y en plenitud de tu vida.
Falta tu empuje, tu chispa. ¡Te extraño tanto!
Siempre supe que la muerte forma parte de la vida. Ya la había vivido.
Pero, cuando llegó de nuevo. Es tan duro afrontarlo nuevamente.
Tengo que encarar tu partida, para poder seguir con mi vida. No escapar de tu muerte, para no escapar de mi vida.
Pero, no me siento lista, aún me duele. Todavía no… aún te lloro.
Todavía siento tu presencia en todas partes. En cada cosa que fue tuya, en cada rincón que pisaste.
Vives en mi memoria. ¡TE QUIERO!